Resumen

Desde hace años estamos inmersos en el mundo de la inmediatez, donde tenemos al alcance de la mano el poder de controlarlo casi todo en un par de segundos. Vivimos en una sociedad de constante cambio, en la que la tecnología no solo nos acompaña, si no que es el centro de nuestra vida. A lo largo de los últimos años, hemos ido introduciendo tecnología en tareas diarias de lo más comunes, sin casi darnos cuenta, con la idea de que esto nos ayuda a optimizar la calidad de vida de las personas, algo innegable sin duda.  

Hoy en día, con un solo click puedes comunicarte con tu hermano que vive a 500km, tener una cita con tu médico, conocer al amor de tu vida e incluso encender la calefacción de tu casa desde cualquier otro lugar donde te encuentres.

Incluso, la tecnología que disfrutamos como usuarios diariamente puede salvar vidas como podemos ver en el ejemplo que mostramos a continuación.

“William Monzidelis, de 32 años, estaba en el trabajo cuando empezó a sentir mareos, momento en el que decidió ir al baño para ver si se ponía mejor. Pero tras empezar a sangrar levemente, su Apple Watch empezó a avisarle con una alarma de que algo iba mal y que su frecuencia cardiaca era extrañamente alta. En ese momento, avisó a su madre y se dirigieron al hospital. En el trayecto, el hombre empezó a sangrar mucho más, por la boca y el ano, hasta el punto de perder el 80% de toda su sangre antes de llegar al hospital. Cuando llegó, los médicos de urgencias le hicieron transfusiones y lo operaron para salvar su vida. Según los doctores que lo atendieron, sin el reloj es muy posible que hubiera muerto antes de llegar al hospital, y aseguran que el Apple Watch le salvó la vida al avisarle a tiempo para que buscara asistencia médica.” 

Es por ello por lo que al mismo ritmo que avanza la tecnología y avanza la sociedad, es necesario avanzar en su regulación, ya que, a pesar de todas las ventajas, también se le puede estar dando un mal uso en ciertos ámbitos que podría llegar a suponer una amenaza.

Toda la información que ponemos sobre nosotros en las redes sociales es utilizada por estas para enviarnos mensajes publicitarios sobre productos que, en función de nuestros perfiles, pueden ser de nuestro interés. Asimismo, esa información también puede ser utilizada por organizaciones criminales para la obtención de información más específica con la que, en muchas ocasiones, hacerse con nuestro dinero.

El análisis de toda nuestra información “pública” es tratada por medio de técnicas de big data y también puede ser usada para influir en las personas a través de herramientas de neuromarketing, induciendo a la realización de ciertas acciones. Pero también podría aplicarse en otros ámbitos más delicados, como en el de la política, afectando al sentido del voto y vulnerando así derechos humanos básicos. Por estas y otras razones los neuroderechos no son ciencia ficción, sino una necesidad real y presente. 

Otro gran uso de la tecnología la encontramos en que todos estos avances nos están llevando a ser capaces de crear incluso un ‘Soldado Cyborg’ (tecnología que permite que un soldado se conecte a una computadora externa a través de una instalación de interfaz neurológica), mejorando las capacidades humanas, creando capacidades cognitivas de ‘super hombres’.

Esto es increíble, y si echamos la vista atrás, hace unos años ¿quién podría llegar a imaginárselo?

Aunque no olvidemos que debemos tener presentes las dificultades que pueden surgir de ello. Teniendo en cuenta que un cerebro artificial, simplemente por el hecho de que los circuitos electrónicos van 1.000.000 de veces más rápido que las conexiones bioquímicas, pensaría 1.000.000 de veces más rápido que el cerebro de cualquier humano. El desarrollo que tendría en una semana sería equivalente a 20.000 años de desarrollo intelectual humano. Por lo que, deberá existir la regulación adecuada para asegurar que toda esta tecnología y avances están enfocados a un buen uso y que no supongan una amenaza para las personas.

Como vemos, la tecnología per se no es buena ni mala, depende del uso que le demos. Actualmente nos aporta beneficios increíbles para todos, no obstante existen matices a tener en cuenta: ciberseguridad, regulación, etc. No olvidemos que la tecnología la crean las personas y hace exactamente lo que las personas le dicen que haga, por lo tanto, no existe tecnología ‘mala’ o peligrosa, si no en todo caso, humanos irresponsables.

La información y la libertad son indivisibles. La revolución informática es inimaginable sin la democracia y la verdadera democracia es inimaginable sin la libertad de información. (Kofi Annan)

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